El sentirse sola con tantas personas a su alrededor, el tener ese secreto que siempre intentó sacar de su mente, la decisión de pensar que fue un mal sueño y nada más, pero lo cruel era saber que era verdad, preguntarse qué había hecho para merecer que esto le pasara... ver que tantas jóvenes “normales” como ella disfrutaban de la edad que le tocaba vivir, en lugar de la responsabilidad que le impusieron y que nunca pidió, pero era la mayor y así debía ser....

Hasta que lo conoció y poco a poco cayó como en algún momento él le dijo a sus amigos... cayó y se entregó esta vez por voluntad propia dejando que su mente, cuerpo y alma sintieran, sin bloquearse y pidiendo que esa realidad nunca termine que el momento fuera infinito y que el amor fuera real.... pero una vez probado y saciado de su fruto se alejó su príncipe azul y nuevamente le tocaba estar sola, como siempre, como nunca, y aún con más gente a su alrededor...No tenía a quien contarle, con quien llorar, a quien decirle que su corazón ya roto no soportaba más, que por primera vez se había entregado y para él solo fue un pasatiempo, que verdad más común pero ella no lo sabía, no hallaba consuelo...

Un día la encontré, estaba con la mirada perdida, como buscando las respuestas a los porques que nadie se molestaba en siquiera escuchar, pero la vi, no me preocupé, a veces somos más crueles con nuestra indiferencia que con nuestras palabras.... Pero al día siguiente ya no estaba y su presencia hacía falta, no porque la extrañara, no porque fuera importante pero, había un espacio que antes no....

Hasta que llegó la noticia.... uno de sus hermanos llegó a preguntar por ella y lo entendí huyó, y espero no vuelva, tal vez se convertiría en una estatua de sal, lo hizo y sólo espero que le vaya bien, ahora donde sea que esté tiene un nuevo inicio, tendrá que forjarse un nuevo destino donde ella será su ama y esclava